miércoles, 22 de abril de 2015

El león y la cebra

Sí, me di por aludido. Fui yo, mea culpa. La clase del jueves 9 de abril del 2015, empezó con una especie de reprimenda para aquellas personas que no exteriorizan sus ideas, pensamientos o preguntas en clase. Esto, de la misma manera que actúa una bujía en un motor, sirvió para poner en marcha la clase de ese día. Perfectamente entiendo ese toque de atención y, por supuesto lo comparto, pero todo tiene un por qué. Efectivamente, en el mundo físico, la ausencia de información, hace que las cosas no existan. Algo que para mí se relaciona directamente con lo hablado ese día, son los riesgos a los que nos podemos enfrentar, como el de explorar y no llegar, o el de ni siquiera salir (o lo que es lo mismo, ni si quiera preguntar). Algo con lo que no estoy del todo de acuerdo. Esto segundo, deja claro que David, el profesor, da una importancia vital a las clases y a su figura como profesor (Algo perfectamente comprensible) ¿Por qué? En el momento en el que piensa que si yo tengo una duda, y no la manifiesto en clase, no la resolveré, o la resolveré tarde o mal, y no seré capaz de explorar correctamente. También podemos relacionarlo con la practicidad de la que hablamos al principio del cuatrimestre, esa que surgió a raíz del ejemplo de aprender a conducir y hacerlo de manera mecánica, sin pensar. Es decir, si yo le pregunto y él me resuelve la duda al  momento, yo puedo continuar con la exploración y además puedo inspirar o hacer pensar a otros compañeros. En mi alegato, haré referencia a lo que Alejandro Iborra dijo en un Metálogo en psicología del desarrollo, acerca de escribir o no en el blog: - ``Cualquier cosa que hagan va a estar bien. Incluso si no escribieran nada estaría bien, porque eso no quiere decir que no haya nada. Muchas veces también me pregunto, hay muchos alumnos que no escriben apuntes, pero… ¿Lo que no apuntan, no queda? Es decir, si no apuntaran nada no habría nada? …Lo dudo´´ (Decía Gloria por lo bajo). Posiblemente si yo me callo la duda, reflexiono hacia mis adentros, llegue a una conclusión, que podrá ser o no acertada. Pero en todo caso, como hemos hablado en otras clases, lo importante no es la etiqueta final (El clasificar), sino la serie de procesos que he llevado a cabo hasta ello. Que no lo exteriorice, no quiere decir que no exista. Si es verdad, que si hablamos del contexto de clase, y lo que una clase implica, no tenga mucho sentido callárselo, pero eso no quiere decir que no exista.

Hecha esta primera reflexión, explorare sobre dicha clase, la cual me hizo conectar y dar sentido muchas cuestiones y actividades surgidas en anteriores sesiones. En esta clase, volvemos a retomar la importancia del contexto, no sin antes hacernos preguntas como; ¿De qué hablamos cuando hablamos de tipos de aprendizaje? ¿Tiene algo que ver con el fenómeno del contexto y del fenómeno del significado?

¿Qué es un aprendizaje? ¿Un aprendizaje es aquello que hemos aprendido en el pasado, y que nos sirve para posibles situaciones futuras donde podamos aplicarlo o utilizarlo como referencia?  Este podría ser un tipo de aprendizaje, si, pero ¿Cuáles son los otros?  La primera vez sería un aprendizaje, la segunda vez que lo utilizas, será una herramienta.  Si bajo un mismo estímulo, usas el mismo mecanismo, no estás aprendiendo, estas saliendo del paso por mecanización o conductismo. Es decir, si un niño/a aprende a sumar, el primer problema de sumas que resuelva, podríamos decir que habrá adquirido un aprendizaje. El segundo problema que haga, puede ser que se resuelva también con una sencilla multiplicación, y este lo resuelva sumando igualmente. Seguramente consiga resolverlo, tan sólo le llevara más tiempo, pero ¿habrá aprendido el mecanismos (Metalingüístico)? No estará aprendiendo a diferenciar contextos o situaciones. El nuevo contexto o situación que se le plantea, le está mostrando al niño otra manera de pensar, un paso más allá. ¿A caso cuando le decimos a ese niño/a, que el resultado de ese problema está bien, pero que la manera de resolverlo está mal, no le estamos frustrando? Cuando el niño/a da una respuesta (En este caso, el resultado correcto del problema), y no recibe una ``respuesta/recompensa´´ esperada por parte del profesor (El visto bueno o felicitación),

El aprendizaje surgirá cuando, en el momento en el que sepa multiplicar por un lado, y por otro sumar, ante un ejercicio que pueda resolverse mediante una suma o multiplicación, sepa, en función de su practicidad, que es lo más conveniente usar. Tener un destornillador no es ningún aprendizaje, el aprendizaje es saber que ese destornillador, sirve para atornillar un tornillo, y además, sepamos utilizarlo según diferentes contextos (Si nos encontramos con un tornillo plano, saber que no nos vale el destornillador de estrella y, por tanto usar un plano).

Cuando hablamos del aprendizaje como herramienta, es inevitable pensar en algo aplicable. Un modelo que nos sirva de referencia para resolver o afrontar situaciones. ¿No suena esto de algo? Cuando llegamos el primer día a clase de psicología, se nos hizo una pregunta: -¿Qué esperamos de esta asignatura? Me atrevo a decir, que el 90% o más de la clase, dijo esperaba que esta fuera más práctica. Que a la hora de enfrentarse una clase, supiera reconocer esos modelos (dificultades o maneras de pensar de cada niño) y de esta manera poder actuar. ¿A caso estamos buscando un aprendizaje/herramienta, adquirido en un pasado y que nos sirva para toda la vida? Creo que esta creencia es completamente errónea. Si lo que buscamos es eso, un modelo guía, visto en primero de carrera y que nos sirva para toda nuestra trayectoria como profesor, estaremos ignorando algo tan evidente y cambiante como el contexto de cada situación. Cada alumno y cada situación en nuestra vida, carga con un contexto, ¡UN MOMENTO! ¿El contexto lo crea una persona o sólo le viene de impulsos externos? Es cuando en clase se pone un ejemplo referente a un león y una cebra. Al igual que el profesor, y el alumno, cada uno tiene un papel en su hábitat, y un tipo de relación entre ellos. Si el león está hambriento, y ve a una cebra, este correrá tras ella para comérsela. Si está satisfecho, también correrá. La cebra, sea cual sea la intención del león, ya sea comérsela o jugar, para la cebra resulta una amenaza. Esto se llama un marcador de contexto. La mera aparición de la cabeza de un león, para la cebra es un marcador de contexto. Por tanto, podemos decir, que para la cebra, la acción marca un contexto. El marcador de contexto, se llama también mensaje metacomunicativo. Un mensaje meta comunicativo, viene a significar todas las señales entre un sujeto A y un sujeto B, que nos ayudan a interpretar ese mensaje. En este mensaje, se tiene en cuenta desde la relación que A y B tengan, hasta el entendimiento del lenguaje (codificación) que se tenga. El contexto de nuestro alrededor, y nuestro modelo del mundo, hacen que creemos un marcador de contexto. Una chipa, o interpretación de la información que nos llega. De esta forma, y tal y como dijo Johnston; Si yo estoy jugando al futbol y doy un manotazo. Así, la cara que yo haya podido poner al golpearle, el propio ambiente que haya o hayamos creado (Si hemos decidido jugar, o charlar reprochándonos cosas), la entonación, la relación que yo tenga con mi hijo, y la percepción que él tiene sobre mí, actuaran como mensajes metacomunicativo. El manotazo en sí, será un marcador de contexto, que dependiendo la interpretación que mi hijo le dé, que como hemos dicho, está influenciado por todo lo anterior, hará que yo lo tome una decisión. Al igual que pasaba con la cebra, la cual tomaba la decisión de salir corriendo al ver al león.

Con todo esto, aun no me queda del todo claro cómo se crea el contexto. No tengo claro si la acción define al contexto, o es una acción que se produce en un contexto ya creado. Lo que tengo claro es, que si el contexto, es el caldo de cultivo para lograr transmitir ideas o conocimientos a otras personas, el buen profesor es aquel capaz de crear un contexto.


Constantemente vivimos bajo un tupido velo llamado contexto. Podríamos decir que en ocasiones las acciones vienen determinadas por un contexto, y en otras las acciones son las que definen ese contexto. Los profesores somos oradores, mejor dicho, comunicantes con algún tipo de vinculación afectiva. Para transmitir de manera correcta nuestro conocimiento debemos tener en cuenta la situación de cada alumno, y la nuestra misma. No podemos transmitir conocimiento si no sincronizamos la misma emisora.